domingo, 24 de octubre de 2010

Jugando al sagitario

Encontré por fin la respuesta. (Alguien la ha encontrado por mí.) Sus pies, sus vasos, su cama y la música... son sólo anotaciones en la conclusión de esta búsqueda.

Me pregunto si podré lograrlo. Vaciado y llenado internos consecutivos. En todo caso, lo sé, se afectará la raíz de aquel ente que soy yo.

Si podré tener la pasión para llegarle a los talones, ser ecléctico y consumarlo, verme algún día desfigurado en el espejo del tiempo que mostrará la nueva vida, me pregunto.

Forjar la llave que cada vez atraviesa el umbral último del mundo bisagral y avista la penumbra y el fulgor de la ávida otredad propia del lado desconocido.

Una llave, una flecha que se dirige liviana y tranquila al intempestuoso ritmo de la batalla. Pasó y se fue. Ahora la batalla atardece en el horizonte y la persigo.

Ante el horizonte, ante mí, una barranca, una cascada. ¿Llegará a ser el impulso que necesito? ¿Terminará esto en una inmersión en diamantina felicidad?

Preguntas, preguntas siempre, que muéstranse cual llave y prometen cual flecha.