Encontré por fin la respuesta. (Alguien la ha encontrado por mí.) Sus pies, sus vasos, su cama y la música... son sólo anotaciones en la conclusión de esta búsqueda.
Me pregunto si podré lograrlo. Vaciado y llenado internos consecutivos. En todo caso, lo sé, se afectará la raíz de aquel ente que soy yo.
Si podré tener la pasión para llegarle a los talones, ser ecléctico y consumarlo, verme algún día desfigurado en el espejo del tiempo que mostrará la nueva vida, me pregunto.
Forjar la llave que cada vez atraviesa el umbral último del mundo bisagral y avista la penumbra y el fulgor de la ávida otredad propia del lado desconocido.
Una llave, una flecha que se dirige liviana y tranquila al intempestuoso ritmo de la batalla. Pasó y se fue. Ahora la batalla atardece en el horizonte y la persigo.
Ante el horizonte, ante mí, una barranca, una cascada. ¿Llegará a ser el impulso que necesito? ¿Terminará esto en una inmersión en diamantina felicidad?
Preguntas, preguntas siempre, que muéstranse cual llave y prometen cual flecha.
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